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Resumen de la sesión de Enero del 2014

Musicoterapia en el Recién Nacido y Paciente Pediátrico

Daniela Orozco Vizcaíno

Sesión Enero del 2014
Daniela Orozco Vizcaíno

Nos reunimos el Viernes 24 de Enero del 2014 a las 21 horas en el Auditorio del Hospital Real San José para en conjunto con el Colegio de Neonatólogos de Jalisco celebrar nuestra primera sesión del año, esta vez con el tema: “ Musicoterapia en el Recién Nacido Prematuro y Paciente Pediátrico “, la plática fue presentada por la Musicoterapeuta Neurológica Daniela Orozco Vizcaíno. Se inició la sesión agradeciendo a los asistentes su presencia, presentando a Daniela, su amplio curriculum y después pasamos a escuchar la charla.

Se definió a la musicoterapia como una disciplina que utiliza la música y sus elementos para mejorar el estado de salud de las personas tanto en los planos físico y mental como en el social, emocional y espiritual. La musicoterapia debe ser impartida siempre por un profesional calificado que además de tener formación en ciencias de la salud y en música debe ser certificado por una Institución acreditada. El Musicoterapeuta es un profesional con conocimientos e identidad tanto en el ámbito musical como en el terapéutico que integra todas sus competencias desde la disciplina de la Musicoterapia, para establecer una relación de ayuda socio-afectiva mediante actividades musicales, con el fin de promover o restablecer la salud, satisfaciendo las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas de los pacientes.

La Musicoterapia es una profesión universitaria, con una historia académica de más de 50 años en el mundo. Los contenidos y asignaturas del Plan de Estudios son específicamente musicoterapéuticos y han sido desarrollados especialmente para esta carrera.El licenciado en Musicoterapia es un profesional de la salud cuya distinción demanda conocimientos propios y específicos con que cuenta la Musicoterapia y una formación sólida en conocimientos musicales, del área de la psicología y de la medicina.Su formación permite que el musicoterapeuta se desempeñe en equipos interdisciplinarios, en la promoción y prevención primaria, secundaria y terciaria de la salud. La práctica profesional se lleva a cabo en hospitales, centros de salud, escuelas (comunes y especiales), instituciones de salud mental, geriátricos, centros de día, entre otros.La musicoterapia puede ser activa, en la que se precisa que el niño participe en la actividad que se realiza, o receptiva, cuando el niño proyecta situaciones o sentimientos mientras la escucha.

Los niños prematuros son particularmente vulnerables porque permanecen ingresados en las unidades de neonatología durante largos períodos de tiempo. Por su bajo peso y los múltiples problemas de todo tipo que pueden presentar, además de permanecer en una incubadora (donde se les somete a un umbral de ruido muy alto), se ven sometidos a procedimientos que son agresivos, ruidosos, dolorosos o molestos, por lo que éstos pequeños padecen un nivel de estrés considerable. Este estrés se traduce en cambios en la frecuencia cardiaca, aumento de sus necesidades de oxígeno, irritabilidad, sueño intranquilo y menor ganancia de peso.

Desde hace años es un objetivo prioritario de las unidades de neonatología el mejorar las condiciones de vida de los bebés prematuros durante su estancia en el hospital para minimizar, en la medida de lo posible, el estrés y conseguir su desarrollo óptimo. El último procedimiento en incorporarse con éste fin es la musicoterapia.

La musicoterapia se está realizando en varias Unidades de Cuidados Intensivos y se ha observado como los Recién nacidos se relajan, minimizan el dolor, mejoran la respiración, frecuencia cardiaca, presión arterial, saturación de oxígeno y su alimentación es más efectiva, tanto que el incremento de peso diario es muy superior a los niños que no recibieron la terapia musical, seguramente por desarrollarse un ambiente relajado y seguro como el proporcionado por el vientre materno en el que está acostumbrado el producto a escuchar sonidos rítmicos maternos desde el segundo trimestre del embarazo.

La música preferida por los terapeutas es la clásica y particularmente la de autores como Bach, Tchaikovsky, Vivaldi, Brahms y actualmente se le ha dado importancia a Mozart que parece es muy positivo principalmente en el período neonatal. El tipo de música utilizada tiene que ser apacible, envolvente y sin cambios bruscos.

Idealmente se utiliza la terapia en bebés de mas de 1500 gramos y/o 32 semanas de gestación, en incubadora, estables hemodinámicamente, con alimentación enteral y sin datos de insuficiencia respiratoria, pero por supuesto que puede intentarse en todo tipo de paciente en la unidad de cuidados intensivos neonatales. La terapia debe ser siempre con un consentimiento informado de los padres.

Una técnica puede ser con pequeñas bocinas en la incubadora a 30 centímetros del pabellón auricular del niño, con un volumen que no supere los 65 decibeles y seleccionar música de alguno de los grandes clásicos. Puede utilizarse de manera intermitente en periodos de 1-2 horas y pueden bastar dos a tres sesiones al día. Debe intentarse durante las sesiones eliminar los estímulos auditivos externos ajenos a la terapia.Es de suponer que si la musicoterapia resulta con los niños prematuros, también debe resultar con los lactantes y los niños mayores.

La musicoterapia ha demostrado su efectividad como tratamiento complementario y/o alternativo en diferentes poblaciones entre las cuales se encuentran:Madres gestantes, niños recién nacidos normales y prematuros, niños en edad escolar con o sin necesidades educativas especiales, niños y adultos con diagnósticos como síndrome de Down, TDAH, parálisis cerebral o autismo, preadolescentes y adolescentes con problemas de autoestima, aprendizaje o comportamiento, adultos y jóvenes que desean profundizar en su autoconocimiento y proyecto de vida, personas en condiciones de alto estrés, profesionales de la salud, de asistencia social o docencia , personas que han sufrido condiciones limitantes como accidentes traumáticos, accidentes cerebrovasculares, deficiencia renal, personas que necesitan superar sentimientos de duelo o pérdida o personas de la tercera edad con enfermedades incapacitantes.

Nos platicó Daniela de su experiencia en EUA en el Advocate Lutheran Hospital en Illinois, en el Floating Hospital for Children en Boston y la Carter School de Boston, en donde notaba el cambio en la actitud de sus pacientes pediátricos después de cada una de las sesiones de música y como se involucraban junto con sus familiares y llegaban a disfrutar de esos momentos. Nos mostró videos en los que se ve a los niños realizar sonidos siguiendo la música de la guitarra y es impresionante ver el gusto de estos durante la sesión. Nos hace énfasis en observar como al aumentar el ritmo de la música en su guitarra, los niños lo incrementaban también con lo que tuvieran a la mano para producir sonidos y lo mismo pasaba al disminuirlo, pues los niños la seguían.

Debemos saber que la terapia musical no es nueva pues existe desde la época de los faraones egipcios y está escrita en documentos de la época, se describe por la mayoría de los grandes filósofos griegos, recordando como Platón trataba sus miedos y fobias con música y ha sido hasta el siglo XX en el que se le da importancia para presentarla como una opción efectiva demostrada científicamente y que debe ser llevada a todo paciente susceptible de ser ayudado de esta manera.

Terminó su plática Daniela invitándonos a hacer uso de esta terapia para beneficio de nuestros pacientes y confirmar los beneficios que esta tiene. Pasamos posteriormente a escuchar preguntas de los presentes, fueron muy numerosas e interesantes y a todas ellas contestó Daniela atinada y amablemente.

Al final agradecimos a Daniela en nombre del Colegio de Neonatólogos de Jalisco y el Grupo de Pediatría Privada del Colegio de Pediatría de Jalisco su presencia y su muy brillante exposición, otorgándole un merecido reconocimiento y dimos por terminada la sesión.

Pasamos posteriormente a degustar un ambigú generosamente patrocinado por el laboratorio Mead Johnson.

 

                                                                                                                                    Dr. Héctor A. López Méndez

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